Hay una regla básica que todos conocemos, mientras más potente es un ordenador, mayor es el calor que producen y que deben disipar; por eso la mayor parte del consumo de energía de un pc se va en la refrigeración por aire, con los clásicos coolers, y esto aplicado en enormes ordenadores, sumado también a las famosas salas especializadas de muy baja temperatura, resulta en una factura eléctrica muy elevada.
Durante décadas los ordenadores han basado su refrigeración en el uso de los ventiladores, pero esta tecnología está llegando a su límite de vida, debido sobre todo al enorme gasto de energía eléctrica que conlleva.
IBM Y Un Proyecto Ya Antiguo
IBM ha estado trabajando durante este tiempo en un proyecto innovador inspirado en la circulación de la sangre, este lleva agua hasta el interior de los equipos a través de unos microcanales especialmente diseñados.
Aunque parezca increíble esta tecnología no es de ahora, fue en la década de los 60 que IBM comenzó a innovar con ella, pero dejo sus estudios sin concluir al comprobar como este modelo requería de complejas arquitecturas y al ver la llegada de procesadores mucho más eficientes en la disipación del calor.
Antonio Orbe, experto en sistemas de IBM España, nos dice el porqué IBM ha decidido sacar del cajón esta tecnología: "El clásico sistema de refrigeración por aire está llegando a su límite debido a los grandes consumos energéticos que genera, sobre todo cuando se habla de superordenadores y centros de datos, tan de moda ahora con la creciente tendencia a contratar servicios de computación en la nube".
Impacto Ambiental
Orbe entonces dirige su atención a un estudio realizado por el Bell Labs y el CEET, que indica que esta industria, es responsable de la emisión de más de 800 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, una cifra exorbitante para el medio ambiente.
Orbe ha comentado también: "Llevar agua al corazón de los equipos puede resultar chocante, pero está demostrando ser tremendamente eficaz como sistema de refrigeración alternativo".
Tal vez tenga razón, pero habrá que esperar a ver como es recibida esta nueva tecnología, aunque en el Centro de Supercomputación de Leibniz, lugar que ya la ha adoptado, se ha demostrado que el consumo de energía bajó un 40% en comparación a la cantidad que hacía falta cuando era enfriado por aire.
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