Huawei continúa con su crecimiento y sigue buscando
consolidarse como una gran compañía gracias a modelos de calidad como la gama
Honor. Ahora, llega al mercado el último modelo de la compañía, el Mate S, una
evolución del Ascend Mate 7 que en su
puesta de largo en el mercado consiguió sorprender a propios y extraños.
El hardware de este teléfono ha evolucionado aunque no de
una forma radical. De hecho, hay cosas que han mejorado, otras que se mantienen
como siempre y otras que lamentablemente, han dado un pequeño paso atrás.
Entre las mejoras destaca especialmente el sensor de huellas
dactilares, con un funcionamiento preciso y rápido así como el diseño, un campo
donde Huawei pretende marcar diferencias utilizando materiales metálicos en su
construcción. Otros elementos que se mantienen sin modificaciones es la
resolución de la pantalla que continua siendo Full HD aunque ahora la pantalla
es AMOLED en vez de IPS LCD, y hay elementos que dan un paso atrás, como puede
ser la batería, víctima de las restricciones de diseño y que veo como su
capacidad pasa de 4.100 a 2.700 mAh.
En cuanto a su procesador, el Kirin 935 ofrece unos buenos
resultados en los diferentes tests aunque es cierto que aún sigue algo lejos de
los procesadores Snapdragon o Exynos que montan compañías como Samsung en sus
teléfonos más potentes. Esto no significa que el procesador sea malo, sino que
es un punto donde Huawei tiene más margen de crecimiento, ya que por ejemplo,
la GPU específica que han incluido en este terminal tiene dos años de antigüedad.
También mantienen la cámara de 13 megapixeles que trabaja
con un procesador específico para las fotografías, por lo que podremos obtener
resultados casi profesionales con este teléfono, que, como evolución, continúa
llevando a Huawei a acercarse a la excelencia paso a paso.
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